31 de diciembre de 2008

Para Ti - Diciembre 31, 2008


"Hoy como cada día, desperté pensándote y he aquí el resultado....Puede que la profundidad de mis palabras cause estragos en ti; pero debes de saber que todo esto, es lo que tú inspiras. Por ti soy capaz de surcar los cielos, los mares y hasta atreverme a desafiar mi destino por encima de las dificultades....."


Recuerdo haberme quedado dormida sobre tu pecho, escuchando el constante palpitar de tu corazón, que latía con misteriosa intensidad. Sentí al estar allí, como se siente el haber llegado a casa tras un largo viaje. Eran tus brazos, exactamente el lugar donde yo había querido estar toda mi vida. El olor de tu piel, tu calor, tu respiración, todo aquello me era familiar, no se si es por lo mucho que te anhelé ó si fue así que te imaginé.

Desee que el tiempo se detuviese allí, en aquel preciso instante y que durara toda una eternidad. Aún siendo yo un ser completo le añades un sinfín de cosas a mi vida, que resulta un tanto difícil de explicar. Al despertar, tomé tu cara varonil entre mis manos, te bese la boca con los ojos cerrados y acaricie tu barba mientras mordía tu mentón con apasionada ternura. Me encanta besar tu boca, te dije y pensé. Luego me invadió una sensación de libertad que sentí manifestada en el fluir de mi sangre y mi respiración arrítmica.
Yo te amo y te amare siempre, escuché mi voz interior gritar en silencio; mientras se le escapaba una lágrima desde lo más profundo del alma. Amo tu sensibilidad, tu calidez, tu capacidad de entrega y sacrificio, adoro tu discreta divinidad. Amo tu silencio y esa mirada tuya que me va quemando poco a poco, amo tu voz con la que sueño a menudo y que va socavando mi nostalgia al no poder escucharla.

Amo tu sonrisa, tus labios y los besos que solo ellos saben darme, el sabor de tu boca en la mía, amo tu inconfundible geografía. Adoro tu contagiosa alegría y tus manos, cuando se encuentran con las mías. Me gusta ser tu cómplice, tu amiga, y le pido a Dios por ti, todas las noches de todos mis días. Te amo cuando respiro y a menudo quiero abrazarte para apagar un poco estas ansias de ti que me consumen.

En ocasiones, quisiera abrir mi pecho de par en par, y desbordar en ti toda mi esencia y así de algún modo, disipar la injusta duda que calladamente gritan tus ojos. Te amo con la simpleza, sensibilidad y la humildad de mi corazón. Te amo en mis momentos bajos y en aquellos llenos de euforia. Te amo cuando te miro, y sobre todas las cosas, quiero ahora y siempre hacer y sentir el amor contigo.