1 de junio de 2009

La Magia De La Narrativa

En el taller de narrativa del que soy partícipe, he descubierto aun más, lo que realmente es la magia de escribir. Aunque llevo mucho tiempo escribiendo, llevo mucho menos tiempo compartiendo lo que escribo con otras personas. Ojala y espero disfruten realmente lo que escribo, ya que son parte de algo preciado para mí. Aunque escriba por que me gusta y para mi, es también un ejercicio para exorcizarme un poco de mí historia personal; ya que antes de contar una historia, me la he contado a mí misma o la he vivido.... Y hablando de cosas que contar, quiero comentarles la experiencia que tuve precisamente en mi taller este fin de semana.

La profesora; Poetisa, Narradora, Guionista de Televisión y Cine quien a escrito numerosos cuentos para niños y jóvenes, por contarles algo de ella, me parece magnifica en lo que hace. Todas las semanas nos pone a prueba, lo cual es obviamente parte de la práctica y lo espectacularmente jodido del taller; por decirlo en términos mundanos. Como les comentaba, nos pone un tema diferente cada semana, el cual debemos desarrollar y leer en clase. Sí, el mismo pánico sentí yo, aquella primera mañana en que expuso de lo que realmente se trataba este taller. Era llevar realmente a la práctica, todo lo aprendido en talleres previos: ¡que tarea tan tenaz!

Anteriormente, aprendí sobre la creación literaria, el esquema dramático, el contenido, la forma, los personajes, la atmósfera, el tema, entre muchas otras cosas. Antes de llegar a este punto y por primera vez en mi vida escuché de la boca de mi profesora, lo que realmente significa ó es escribir. La profesora define escribir como “un estado alterado de la conciencia, una especie de inspiración que hace que todo fluya por las hormonas”. Desde el preciso instante en que escuche esa definición le encontré el sentido a tantos años de impulsos incontrolables que me llevaban a escribir, en mi diario, en un pedazo de papel, en una libreta, y hasta repetirme frases enteras constantemente en mi cabeza, cuando no tenia papel y memorizármelas, para luego como en una especie de rompecabezas armar aquella historia, ó aquel poema, en fin, después de tanto tiempo me doy cuenta que no estaba tan desquiciada, obsesionada y desenfrenada como tantas veces pensé: Y que bueno que tampoco le puse un freno permanente a esos estados alterados de mi conciencia.

Esta vez diferente a otras veces donde nos daba un tema y debíamos desarrollarlo; como por ejemplo: tuvimos que escribir un fragmento erótico, y leerlo en clase, en otra ocasión, nos pidió que escribiéramos sobre algo que nos causaba una fobia y un miedo espantoso al punto que nos colapsara; en otra ocasión nos presento el caso de dos padres que mantenían un dialogo sobre el suicidio de su hijo adolescente; así que nos toco trabajar en grupo de dos y desarrollar el dialogo sobre este tema tan desgarrante. Este sábado, nos leyó un fragmento de una novela clasificada como “Novela Negra”, con corte detectivesca ó policíaca. En este caso, el personaje era de un policía que recién había salido de un hospital psiquiátrico después de varios años y conoce a una mujer con la cual se enreda en un hotel para luego despertar en una bañadera de agua helada medio muerto y sin un riñón. Nos pidió que creáramos nuestro propio fragmento; meramente basado en este fragmento de la novela que ella había leído. Esto fue lo que escribí y quiero compartirlo con ustedes:

Al fin libre pensé, y camine sin rumbo por aquella ciudad que de pronto no conocía. Me sentí débil, parecía mas bien un fantasma buscando la identidad que había perdido. Me recosté a la vidriera de lo que parecía una tienda, no recuerdo bien. De pronto sentí mis piernas aflojarse y una mano ó brazo suave de mujer me ayudaba a sostenerme. Me pregunto si me sentía bien, le dije que no, y me llevo a su apartamento.

Me acostó en el sofá y puso una almohada bajo mi cabeza, todo estaba confuso, pero logre confirmar que aquellos brazos suaves eran los de una mujer. Me pregunto mi nombre, le dije que no lo recordaba. Mi nombre es Ana y he llamado a una ambulancia, me dijo y me sentí a salvo. ¿Qué te ha sucedió?, pregunto. Mientras intente contestarle recordaba pequeños fragmentos de lo que había vivido. Me vi en una camilla prácticamente inmóvil; como atado de pies y manos. Un olor inconfundible a muerte y los deseos incontrolables de vomitar. Me dolía el pecho, la cabeza, las piernas, y creo que hasta las entrañas.

Escuchaba gritos y no podía descansar de aquel infierno en vida. De pronto, sentí un dolor punzante y profundo en mi lado izquierdo, difícil de describir. Sentí morir en vida y por momentos, me vi flotando en las alturas mientras mi cuerpo inerte permanecía desnudo con los matices espantosos que suele dar la muerte. En medio de aquella pesadilla, escuche que algo goteaba desde encima de la camilla donde me encontraba. Logre mover hacia un costado mi cabeza, con un enrome esfuerzo; para darme cuenta que lo que escuchaba caer era mi sangre, me desespere e intente descubrir sin esperanza de donde brotaba aquel liquido rojo; noté que de mi costado izquierdo, pero la herida estaba abierta y nadie a mi lado intentando cerrarla.

De más esta decir, que todo lo que se leyó, fue fantástico y sé que para mis compañeros y para mí fue sin duda, una experiencia maravillosa; ya que cada cual en su propio estilo creo una historia diferente y lo más importante nos contamos la historia a nosotros mismos antes de contársela a los demás que es lo que hace siempre un escritor.