20 de mayo de 2009

“Debemos amar la oración. La oración dilata el corazón hasta el punto de hacerlo capaz de contener el don que Dios nos hace de sí mismo” – Madre Teresa De Calcuta

Dios he llegado aquí desnuda, le dije en voz baja, despojada de esa otra ropa con la que llegue al mundo hace un tiempo atrás. Esa ropa pesa y no quiero llevarla más, aunque sea por un instante ó más bien por el tiempo en que converse contigo, quiero solo ser alma y espíritu: Deseo quedarme aquí y descanar el descanso eterno.

Me he sentido agobiada, siento el cansancio del camino que falta por recorrer y por más que trate de no adelantarme a lo que esta por llegar, me supera la ansiedad de encontrar la luz al final de ese túnel, que más que acortarse en distancia se multiplica como las primeras estrellas que depositaste, durante aquellos días en los que dabas pinceladas de estrellas y cometas a la creación.

Pero hoy, no vengo a pedirte por mí, quiero pedir por mis amigos, mi familia y todos aquellos que forman parte de mi entorno y que tú en tu divina sabiduría has situado estratégicamente en mi camino. Te pido por ellos, porque los quiero, por que han caminado conmigo cuando otros no han querido hacerlo, porque me acompañan cada día y quiero que sepan de mi gratitud y cuan importantes han sido sus palabras de aliento para mi.

Quiero que tu bendición los llene de luz y los proteja paso a paso, en cada nuevo sueño, en cada meta que se propongan. Quiero que mi corazón también camine con ellos, aunque sea en la distancia y que mi cariño los llene de aliento si se hace largo el camino. Se lo importante que es encontrar una mano extendida dispuesta a rescatarte y en nombre de esa sensación de esperanza y consuelo, quiero pedirte por cada uno de ellos.

Eres el único testigo de esta plegaria. Te ruego por esta fe que te tengo, que no los abandones y llenes de fortaleza sus almas y espíritu, como lo haces a diario conmigo. Te pido que los bendigas y te acuerdes de cada una de sus buenas obras porque al final, solo el amor nos salva, nos redime ante ti y nos devuelve la fe.