6 de mayo de 2009

Ahora Soy Una Estadistica


"Cuando llegues a la última página, cierra el Libro" – Proverbio Chino


Me desperté ese día más temprano de lo usual: Eran las cinco y cuarto de la mañana, estaba nerviosa, sentí mariposas en mi panza; así suele manifestarse un poco el miedo y la ansiedad en mí. Entré en la ducha y me bañe con el agua tan caliente, que la misma provoco en mi desnudes una ola imparable de escalofríos. El cristal de la puerta se fue empañado del vapor y el agua al caer apresuradamente golpeaba mi rostro, mientras se diluían una que otra lagrima.

Pensé en tantas cosas, en mis recuerdos, en los sentimientos que ya no estaban y los que aun quedaban. Me tome el café como cada mañana mientras me vestía, nada parecía diferente en mi rutina, excepto uno que otros momentos en los que mi mente permanecía en blanco, ó se escapaba del estado consiente en el que me encontraba para tomar un respiro.

Salí de mi casa a encontrarme con mi destino, el cosquilleo de las mariposas en mi panza no dejarían de juguetear hasta mucho mas tarde ese día. Llegaría a tiempo a mi cita. Estacioné mi auto a una cuadra del lugar, camine con prisa y observé una que otra nube gris en medio de un cielo azul y un día soleado.; trate de interpretar esa señal pero no me sentí capaz. Subí al ascensor, puse mi dedo índice en el número 28: Piso 28 sala 28C y al dividirlo entre dos el resultado arrojo 14.

Al acercarme a la sala, me esperaba una mujer que no conocía, solo sabia de ella su nombre y su apellido: Marisol Basulto. La descripción previa que recibí de ella la presentaba como una mujer en estado de gestación; de ocho meses de embarazo para ser exacta. Esto lo supe poco después cuando me acompaño al encuentro con mi destino. En efecto, esperaba por mí, así como lo hacia mí destino y aunque no tuve referencia de nombre ni descripción física, ni estreche su mano, supe que estaba allí, esperándome y había llegado la hora de enfrentarlo con valentía y dignidad: es la única forma que tengo de enfrentar las cosas en mi vida, no existe otra forma para mí.

Entré en aquella sala llena de personas desconocidas, no sabia nombres ni apellidos, solo pensé que aunque las historias fuesen diferentes, todos nuestros destinos convergieron en ese preciso momento; en la sala 28 C. Me senté junto a Marisol, me explico brevemente lo que sucedería una vez que escuchara mi nombre y lo que tenía que contestar. Conversamos brevemente y luego se volteo hacia su colega que estaba sentado a su lado derecho, yo permanecí callada; de pronto como sucede en la películas cuando el personaje esta cerca de la muerte; pasaron catorce años de matrimonio por mi mente como una película silente pero a la velocidad de la luz. Se humedecieron brevemente mis ojos; escapándome de aquel breve instante al escuchar mí nombre. Retome mi presente y me paré firme frente al juez, me hizo varias preguntas, las cuales no creo vale la pena recordar; lo cierto es que pusieron fin a un capitulo importante de mi vida y me sume a una de las tantas estadísticas a las que ya pertenezco.

Al salir del ascensor y caminar hacia la puerta del edificio, llovía, aunque el sol brillaba y el cielo permanecía azul en medio del aguacero. No dude en salir bajo la lluvia y retomar el camino que esa misma mañana, me llevo hasta aquel lugar para cumplir una de las tantas citas que tendré con mi destino; pero esta vez el regreso me conducirá por un nuevo camino.