19 de noviembre de 2009

La Nota: Anécdota Breve

Hoy al llegar a casa encontré colgada de la manija de la puerta, una bolsa con algo dentro y una nota. Algo sorprendida, la tome en mis manos y la leí, nunca nadie había hecho algo así por mí, pensé. Sin ni siquiera abrir la bolsa, leí la nota y esta decía:
“Vi esta florecita y me pareció bonita para tu florero azul y me acorde de ti; ojala te guste”. Besos, Vicky.

Sentí mi corazón contraerse de una emoción que muchas veces he sentido, pero hoy tuvo un significado muy especial y diferente. Una luz al final del túnel, pensé. Entré a mi casa y me senté a llorar como una niña al pie de la escalera, con la florecita que escogieron para mí, pensando en mí. Llore como otras veces, pero esta vez con esperanza y la certeza de que Dios manda a sus ángeles en los momentos en que más los necesitamos. Yo lo sé, no es la primera vez que envía alas para que yo me levante y me eche a volar. He ahí la importancia de los detalles y las palabras que una vez dichas con amor, te reconfortan dejando huellas indelebles. Para mí, es una lección aprendida, aunque supremamente breve. Nada más hermoso que palabras simples plasmadas en un pedazo de papel, capaces de devolverle a uno la fe en los demás y la posibilidad de mantener intacta la fortaleza del espíritu que muchas veces suele ser enormemente violentado.

Esta pequeña anécdota es de la vida real, me sucedió hoy; a mí, al llegar a casa. La persona que escribió esta nota, es también una persona de la vida real, y la quiero mucho; comprendí una vez más que Dios se hizo presente a través de ella.

Sequé mis lágrimas y coloque la florecita en el florero. Al final, mi florero azul por siempre recordara el instante en que la nueva flor llenó su espacio vacío. Y yo por mi parte, recordaré que una linda persona escribió de su puño y letra, en un día cualquiera; sin ni siquiera saberlo, hermosas palabras que llenaron un espacio vacío en mi interior.

....Dios nos manda a sus ángeles en el preciso instante para rescatarnos.

21 de septiembre de 2009

No Te Rindas (Mario Benedetti)

De todos los poemas de Benedetti este es mi favorito.....suelo recurrir a el cuando se descontrola mi brujula y presciento que pierdo mi Norte.


No te rindas, aún estás a tiempo
De alcanzar y comenzar de nuevo,
Aceptar tus sombras,
Enterrar tus miedos,
Liberar el lastre,
Retomar el vuelo.
No te rindas que la vida es eso,
Continuar el viaje,
Perseguir tus sueños,
Destrabar el tiempo,
Correr los escombros,
Y destapar el cielo.
No te rindas, por favor no cedas,
Aunque el frío queme,
Aunque el miedo muerda,
Aunque el sol se esconda,
Y se calle el viento,
Aún hay fuego en tu alma
Aún hay vida en tus sueños.
Porque la vida es tuya y tuyo también el deseo
Porque lo has querido y porque te quiero
Porque existe el vino y el amor, es cierto.
Porque no hay heridas que no cure el tiempo.
Abrir las puertas,
Quitar los cerrojos,
Abandonar las murallas que te protegieron,
Vivir la vida y aceptar el reto,
Recuperar la risa,
Ensayar un canto,
Bajar la guardia y extender las manos
Desplegar las alas
E intentar de nuevo,
Celebrar la vida y retomar los cielos.
No te rindas, por favor no cedas,
Aunque el frío queme,
Aunque el miedo muerda,
Aunque el sol se ponga y se calle el viento,
Aún hay fuego en tu alma,
Aún hay vida en tus sueños
Porque cada día es un comienzo nuevo,
Porque esta es la hora y el mejor momento.
Porque no estás solo, porque yo te quiero.
Mario Benedetti
No Te Rindas

20 de julio de 2009

A Rosalinda: Escribo Cartas Que No Envio


Vivía en el octavo piso a escasos pasos del ascensor y a millones de años luz, de su amor no correspondido. Se levantaba cada mañana a tomar el café sin lavarse los dientes y despeinado. Ah, eso si, se miraba al espejo, para ver si aun se reconocía, o si su cintura había incrementado algunas pulgadas de más, ya que la noche anterior a raíz de su ansiedad compulsiva, se vio obligado a pecar con un pedazo de torta de chocolate y helado de vainilla. Pasaba ambas manos por el perfil de su rostro, para decidir si afeitarse ó no esa mañana. En silencio, caminaba hacia la cocina, descalzo y sin camisa. Al no ser dotado con un cuerpo espectacular le daba igual llevarla ó no, al fin y al cabo lo mas grande que llevaba, no era fácil percibir a simple vista, lo llevaba por dentro, camuflaje hado entre huesos y su propia carne, era su corazón y aun latía; para él era más que suficiente.

Mientras colaba el café, leía el diario, esperaba que un buen día, ella intentara enviarle un mensaje, una señal, ó un grito de amor en clave a través de ese diario; difuso entre noticias, eventos sociales y porque no el obituario. Se aferraba por las uñas a la eterna llamarada que resguardaba el cristal de su quinqué interior. Depositando en las vueltas de la vida, el camino que lo llevara al encuentro con su amor no correspondido, no perdía la fe, seguía enamorado y escribiendo las cartas que nunca se atrevía a enviar. Cada carta encerraba un día más de su vida, sin que ella estuviera presente. La imaginaba de mil maneras, pero siempre con él, nunca lejos, nunca distante e indiferente a sus sentimientos. En una ocasión le escribió: “Hoy desperté y me dolió hasta el tuétano. Darme cuenta que no fue real el tenerte aquí, me desarmo y me quede sin defensas al entender, que fue que te soñé y en esta disparatada realidad, no reconcilio tu lejanía y mis ganas de tenerte siempre cerca. Te me escapas entre sueños y no logro alcanzarte, pero te juro que no descansare hasta que pueda con mis cinco sentidos lograr que te materialices ante mí; aunque sea en la víspera ó el lecho de mi muerte. Me desconozco, y solo entiendo realmente quien soy, cuando te pienso conmigo. Eres de la fibra y el material de todos mis sueños, convertido en un puñado de estrellas en mi firmamento liquido. No existen los sueños sin ti.”

Terminó su café y se dispuso a sentarse frente al computador cuando escucho el teléfono sonar, vaciló, y no contesto. Se sentó mirando fijamente la pantalla del computador, como esperando alguna señal que lo incitara al deseo incontrolable de escribir una más de las cartas que él sabía nunca enviaría. Ó quizás sí, solo cuando su cobardía le permitiera ponerle estampillas y echarlas al buzón. Más de una vez se ha preguntado porque continúa escribiendo cartas que no cambian de espacio ni tiempo. Se quedan suspendidas en el vació, como el te quiero que alguna vez pronunció, y que no tuvo replica; luego cayó de sus labios y se quebró en mil pedazos. Volvió a sonar el teléfono, esta vez contestó, era ella; su amor lejano y cercano a la vez, que desafiando al destino y los millones de años luz que los separa, se acerco hasta su galaxia para acortar la distancia abismal impuesta por el destino.

Se quedó mudo, al otro lado del auricular se escuchaba una voz diciendo, ¿hola, hola Fermín, estas ahí? ¿Me escuchas?, mientras sus inseguridades le ganaban la batalla, la voz femenina le decía, soy yo, tu vecina, vivo a dos puertas de ti. En menos de un segundo, corrieron miles de cosas por su cabeza, esto es imposible, me lo estoy imaginando, pellízquenme porque me muero. Fermín continuaba en silencio hasta que escucho el timbre de la puerta sonar, en ese momento volvió de golpe a su galaxia terrenal y contestó: Hola, disculpa no se que le sucedió al teléfono, creo que es tiempo de cambiarlo. En sus adentros pensó, Fermín eres un menso. Le pidió que por favor lo esperara que alguien tocaba su puerta. Luego corrió hacia la puerta y pregunto quien era, la voz al otro lado le contesto, soy yo José, abrió la puerta y corrió nuevamente hacia el teléfono donde aun lo esperaba su vecina, para decirle que por equivocación el cartero dejo parte de su correspondencia en su buzón y simplemente quería dársela. Una vez más, se escucho silencio absoluto. Fermín completamente mudo. ¿Fermín, estas ahí?, preguntó. Fermín pidió disculpas una vez más y le dijo que pasaría a buscarla dentro de un rato. Le dio las gracias y colgó el teléfono.

Mientras tanto José había entrado y estaba sentado en el sofá observando la cara de tonto de Fermín, sin decir ni una palabra. Después de varios segundos logró aterrizar y pisar tierra firme. ¿Te encuentras bien?, pregunto José.

Fermín exaltado contesto, no sabia que estabas aquí, disculpa. José un poco confundido le dijo, pero tu me dejaste pasar, abriste la puerta. ¿Estas seguro de que estas bien?

Si, contesto Fermín, claro que si. Era mi vecina.
¿Tu vecina?, ¿tu musa? ¿A la que le escribes las cartas que no tienes el valor de enviar?, ¿la que esperas a diario sentado en el banco del parque para verla pasar sin que ella sepa que estas muerto en vida por ella? ¿La autora intelectual de tu demencia incurable?

¿Cómo conquistar lo inconquistable? dijo Fermín en un suspiro. ¿Cómo pretendes conquistar a esa mujer, si ni siquiera tienes el valor de mandarle las cartas, por temor a que descubra que eres tu quien se las envía?, preguntó José.
Lo sé, soy un cobarde, dijo Fermín con la voz entristecida. Al menos tienes el valor de admitirlo, ¿a caso sabes su nombre? preguntó José.

Si, se llama Rosalinda, vive a dos puertas de mí, y su sonrisa me mata. No come carne roja, le encantan las frutas, no tolera la lactosa y le fascinan las flores. José sorprendido ante la respuesta, le pregunta con mucha curiosidad, ¿como es que sabes tanto de ella, si ni siquiera le diriges la palabra?

La observo cuando me la encuentro en el supermercado y camino detrás de ella sin que apenas se de cuenta, apenas se distrae, le dejo un ramo de flores con una nota escrita de mi puño y letra diciéndole: “aunque estemos a millones de anos luz uno del otro, el universo siempre es mi cómplice, pues le permite a mi corazón quererte de lejos hasta el cansancio, sin correr el riesgo de hacerte daño”. Eres un caso perdido Fermín. No José, soy simplemente un idiota, crucificado en el son del tiempo y muriendo un poco más cada día entre cartas, sobres y estampillas. Las cartas que le escribo a diario, son solo un síntoma o más bien un reflejo de algo mucho mas grande que yo; créeme cuando te digo que no hay salvación en este calvario.

1 de junio de 2009

La Magia De La Narrativa

En el taller de narrativa del que soy partícipe, he descubierto aun más, lo que realmente es la magia de escribir. Aunque llevo mucho tiempo escribiendo, llevo mucho menos tiempo compartiendo lo que escribo con otras personas. Ojala y espero disfruten realmente lo que escribo, ya que son parte de algo preciado para mí. Aunque escriba por que me gusta y para mi, es también un ejercicio para exorcizarme un poco de mí historia personal; ya que antes de contar una historia, me la he contado a mí misma o la he vivido.... Y hablando de cosas que contar, quiero comentarles la experiencia que tuve precisamente en mi taller este fin de semana.

La profesora; Poetisa, Narradora, Guionista de Televisión y Cine quien a escrito numerosos cuentos para niños y jóvenes, por contarles algo de ella, me parece magnifica en lo que hace. Todas las semanas nos pone a prueba, lo cual es obviamente parte de la práctica y lo espectacularmente jodido del taller; por decirlo en términos mundanos. Como les comentaba, nos pone un tema diferente cada semana, el cual debemos desarrollar y leer en clase. Sí, el mismo pánico sentí yo, aquella primera mañana en que expuso de lo que realmente se trataba este taller. Era llevar realmente a la práctica, todo lo aprendido en talleres previos: ¡que tarea tan tenaz!

Anteriormente, aprendí sobre la creación literaria, el esquema dramático, el contenido, la forma, los personajes, la atmósfera, el tema, entre muchas otras cosas. Antes de llegar a este punto y por primera vez en mi vida escuché de la boca de mi profesora, lo que realmente significa ó es escribir. La profesora define escribir como “un estado alterado de la conciencia, una especie de inspiración que hace que todo fluya por las hormonas”. Desde el preciso instante en que escuche esa definición le encontré el sentido a tantos años de impulsos incontrolables que me llevaban a escribir, en mi diario, en un pedazo de papel, en una libreta, y hasta repetirme frases enteras constantemente en mi cabeza, cuando no tenia papel y memorizármelas, para luego como en una especie de rompecabezas armar aquella historia, ó aquel poema, en fin, después de tanto tiempo me doy cuenta que no estaba tan desquiciada, obsesionada y desenfrenada como tantas veces pensé: Y que bueno que tampoco le puse un freno permanente a esos estados alterados de mi conciencia.

Esta vez diferente a otras veces donde nos daba un tema y debíamos desarrollarlo; como por ejemplo: tuvimos que escribir un fragmento erótico, y leerlo en clase, en otra ocasión, nos pidió que escribiéramos sobre algo que nos causaba una fobia y un miedo espantoso al punto que nos colapsara; en otra ocasión nos presento el caso de dos padres que mantenían un dialogo sobre el suicidio de su hijo adolescente; así que nos toco trabajar en grupo de dos y desarrollar el dialogo sobre este tema tan desgarrante. Este sábado, nos leyó un fragmento de una novela clasificada como “Novela Negra”, con corte detectivesca ó policíaca. En este caso, el personaje era de un policía que recién había salido de un hospital psiquiátrico después de varios años y conoce a una mujer con la cual se enreda en un hotel para luego despertar en una bañadera de agua helada medio muerto y sin un riñón. Nos pidió que creáramos nuestro propio fragmento; meramente basado en este fragmento de la novela que ella había leído. Esto fue lo que escribí y quiero compartirlo con ustedes:

Al fin libre pensé, y camine sin rumbo por aquella ciudad que de pronto no conocía. Me sentí débil, parecía mas bien un fantasma buscando la identidad que había perdido. Me recosté a la vidriera de lo que parecía una tienda, no recuerdo bien. De pronto sentí mis piernas aflojarse y una mano ó brazo suave de mujer me ayudaba a sostenerme. Me pregunto si me sentía bien, le dije que no, y me llevo a su apartamento.

Me acostó en el sofá y puso una almohada bajo mi cabeza, todo estaba confuso, pero logre confirmar que aquellos brazos suaves eran los de una mujer. Me pregunto mi nombre, le dije que no lo recordaba. Mi nombre es Ana y he llamado a una ambulancia, me dijo y me sentí a salvo. ¿Qué te ha sucedió?, pregunto. Mientras intente contestarle recordaba pequeños fragmentos de lo que había vivido. Me vi en una camilla prácticamente inmóvil; como atado de pies y manos. Un olor inconfundible a muerte y los deseos incontrolables de vomitar. Me dolía el pecho, la cabeza, las piernas, y creo que hasta las entrañas.

Escuchaba gritos y no podía descansar de aquel infierno en vida. De pronto, sentí un dolor punzante y profundo en mi lado izquierdo, difícil de describir. Sentí morir en vida y por momentos, me vi flotando en las alturas mientras mi cuerpo inerte permanecía desnudo con los matices espantosos que suele dar la muerte. En medio de aquella pesadilla, escuche que algo goteaba desde encima de la camilla donde me encontraba. Logre mover hacia un costado mi cabeza, con un enrome esfuerzo; para darme cuenta que lo que escuchaba caer era mi sangre, me desespere e intente descubrir sin esperanza de donde brotaba aquel liquido rojo; noté que de mi costado izquierdo, pero la herida estaba abierta y nadie a mi lado intentando cerrarla.

De más esta decir, que todo lo que se leyó, fue fantástico y sé que para mis compañeros y para mí fue sin duda, una experiencia maravillosa; ya que cada cual en su propio estilo creo una historia diferente y lo más importante nos contamos la historia a nosotros mismos antes de contársela a los demás que es lo que hace siempre un escritor.

29 de mayo de 2009

La Ermitaña

Estuve varios días confinada en las fronteras de mi hogar y creo haber descubierto la ermitaña en mí. Los diccionarios tienen varias definiciones para esta palabra; les cito dos. Ermitaña: ¹ Persona que vive en soledad, como el monje y que profesa vida solitaria. ² Persona que vive aislada sin mantener contacto con la gente. En realidad ninguna de las dos definiciones me describe, pero aun así hay algo más allá del simple significado que le da el diccionario; con la que me siento totalmente identificada.

La suma de esos días, me permitieron una breve interrupción. Aunque en medio de una soledad limitada; me sirvieron para devorarme tres maravillosos libros. Tome distancia del mundo exterior con el que a veces me cuesta lidiar, me atormenta su bullicio y su constante movimiento. Me imagino se darán cuenta de que soy un poco ó mas bien bastante extraña, pero esta bien; mi interés no es parecerme a nadie, quiero ser simplemente yo; aunque sea por primera vez en mi bendita vida.

En fin, volviendo al tema de mi breve desenchufe del mundo. Sentí que las voces impertinentes de mi cabeza se acallaron, no sentí el rechazo de nadie, ni la angustiada, ni siquiera la tristeza que eso conlleva; tampoco había expectativa de cosas que al final nunca llegan. Posiblemente logré entender que nada de esas cosas son realmente importantes.

Es normal sentirse así, pensé, voy marcando mi propia pauta, en lo que quiero aceptar ó no del mundo que me rodea, por más que juzguen; total, nadie sabe que tan profundas son las aguas mansas. Sigo aquí de pie, aferrada a mí tranquilad interior, mi soledad por elección, en el deseo de siempre estar conectada a cosas más simples, más espirituales, menos superficiales; por decirlo de alguna manera.

Y es que yo no suelo conformarme con ser simplemente parte de algo, yo quiero vivir, respirar, sentir, tocar, experimentar y sobretodo quiero trascender. Quiero dejar huellas, que sientas al simple roce pero que no puedas distinguir a simple vista, esas son las huellas que se anidan en el alma y por eso trascienden.

No creo me convertiré en una ermitaña pero si creo me refugiare en esa definición; la cual me permite poner distancia y crear otro espacio para sentirme a salvo y donde pueda sentir que pertenezco. Les invito a encontrar el ermitaño ó ermitaña en ustedes, no existe mejor formula que el desenchufe de la Matriz a la que vivimos conectados permanentemente; la cual asfixia terriblemente y a la que estamos condenados a vivir mientras estemos en este plano terrenal.


20 de mayo de 2009

“Debemos amar la oración. La oración dilata el corazón hasta el punto de hacerlo capaz de contener el don que Dios nos hace de sí mismo” – Madre Teresa De Calcuta

Dios he llegado aquí desnuda, le dije en voz baja, despojada de esa otra ropa con la que llegue al mundo hace un tiempo atrás. Esa ropa pesa y no quiero llevarla más, aunque sea por un instante ó más bien por el tiempo en que converse contigo, quiero solo ser alma y espíritu: Deseo quedarme aquí y descanar el descanso eterno.

Me he sentido agobiada, siento el cansancio del camino que falta por recorrer y por más que trate de no adelantarme a lo que esta por llegar, me supera la ansiedad de encontrar la luz al final de ese túnel, que más que acortarse en distancia se multiplica como las primeras estrellas que depositaste, durante aquellos días en los que dabas pinceladas de estrellas y cometas a la creación.

Pero hoy, no vengo a pedirte por mí, quiero pedir por mis amigos, mi familia y todos aquellos que forman parte de mi entorno y que tú en tu divina sabiduría has situado estratégicamente en mi camino. Te pido por ellos, porque los quiero, por que han caminado conmigo cuando otros no han querido hacerlo, porque me acompañan cada día y quiero que sepan de mi gratitud y cuan importantes han sido sus palabras de aliento para mi.

Quiero que tu bendición los llene de luz y los proteja paso a paso, en cada nuevo sueño, en cada meta que se propongan. Quiero que mi corazón también camine con ellos, aunque sea en la distancia y que mi cariño los llene de aliento si se hace largo el camino. Se lo importante que es encontrar una mano extendida dispuesta a rescatarte y en nombre de esa sensación de esperanza y consuelo, quiero pedirte por cada uno de ellos.

Eres el único testigo de esta plegaria. Te ruego por esta fe que te tengo, que no los abandones y llenes de fortaleza sus almas y espíritu, como lo haces a diario conmigo. Te pido que los bendigas y te acuerdes de cada una de sus buenas obras porque al final, solo el amor nos salva, nos redime ante ti y nos devuelve la fe.

7 de mayo de 2009

Temo A La Soledad


Jamás desesperes, aún estando en las más sombrías aflicciones, pues de las nubes negras cae agua limpia y fecundante"


Fueron pasando los años en forma vertiginosa, y así, de la misma manera fueron creciendo uno que otros miedos. Todo aquello a lo que le temía comenzó a tomar forma justo frente a mí. Sin saber como combatirlo, mi mayor temor, era la soledad. La soledad se fue escurriendo poco a poco y no recuerdo bien si llego conmigo a casa ó quizás unos de esos días en los que dejé la ventana abierta por olvidadiza, asumió que debía entrar y ser ahora mi compañera.

Al principio pretendía no saber que estaba allí, por cuestión de orgullo ó quizás por ese terror que siembre le he tenido y me negaba a aceptar que fuese ahora parte de mi vida. En ocasiones me miraba al espejo y por momentos la veía reflejada allí en vez de a mi rostro. Otras veces la siento a mi lado por toda la casa cuando en mis noches de desvelo hago el intento por escribir, se confunden mis ideas y mi musa no llega. ¿Será que también ella le teme? Y me pregunto, ¿como convivir con mi musa y mi soledad?

6 de mayo de 2009

Ahora Soy Una Estadistica


"Cuando llegues a la última página, cierra el Libro" – Proverbio Chino


Me desperté ese día más temprano de lo usual: Eran las cinco y cuarto de la mañana, estaba nerviosa, sentí mariposas en mi panza; así suele manifestarse un poco el miedo y la ansiedad en mí. Entré en la ducha y me bañe con el agua tan caliente, que la misma provoco en mi desnudes una ola imparable de escalofríos. El cristal de la puerta se fue empañado del vapor y el agua al caer apresuradamente golpeaba mi rostro, mientras se diluían una que otra lagrima.

Pensé en tantas cosas, en mis recuerdos, en los sentimientos que ya no estaban y los que aun quedaban. Me tome el café como cada mañana mientras me vestía, nada parecía diferente en mi rutina, excepto uno que otros momentos en los que mi mente permanecía en blanco, ó se escapaba del estado consiente en el que me encontraba para tomar un respiro.

Salí de mi casa a encontrarme con mi destino, el cosquilleo de las mariposas en mi panza no dejarían de juguetear hasta mucho mas tarde ese día. Llegaría a tiempo a mi cita. Estacioné mi auto a una cuadra del lugar, camine con prisa y observé una que otra nube gris en medio de un cielo azul y un día soleado.; trate de interpretar esa señal pero no me sentí capaz. Subí al ascensor, puse mi dedo índice en el número 28: Piso 28 sala 28C y al dividirlo entre dos el resultado arrojo 14.

Al acercarme a la sala, me esperaba una mujer que no conocía, solo sabia de ella su nombre y su apellido: Marisol Basulto. La descripción previa que recibí de ella la presentaba como una mujer en estado de gestación; de ocho meses de embarazo para ser exacta. Esto lo supe poco después cuando me acompaño al encuentro con mi destino. En efecto, esperaba por mí, así como lo hacia mí destino y aunque no tuve referencia de nombre ni descripción física, ni estreche su mano, supe que estaba allí, esperándome y había llegado la hora de enfrentarlo con valentía y dignidad: es la única forma que tengo de enfrentar las cosas en mi vida, no existe otra forma para mí.

Entré en aquella sala llena de personas desconocidas, no sabia nombres ni apellidos, solo pensé que aunque las historias fuesen diferentes, todos nuestros destinos convergieron en ese preciso momento; en la sala 28 C. Me senté junto a Marisol, me explico brevemente lo que sucedería una vez que escuchara mi nombre y lo que tenía que contestar. Conversamos brevemente y luego se volteo hacia su colega que estaba sentado a su lado derecho, yo permanecí callada; de pronto como sucede en la películas cuando el personaje esta cerca de la muerte; pasaron catorce años de matrimonio por mi mente como una película silente pero a la velocidad de la luz. Se humedecieron brevemente mis ojos; escapándome de aquel breve instante al escuchar mí nombre. Retome mi presente y me paré firme frente al juez, me hizo varias preguntas, las cuales no creo vale la pena recordar; lo cierto es que pusieron fin a un capitulo importante de mi vida y me sume a una de las tantas estadísticas a las que ya pertenezco.

Al salir del ascensor y caminar hacia la puerta del edificio, llovía, aunque el sol brillaba y el cielo permanecía azul en medio del aguacero. No dude en salir bajo la lluvia y retomar el camino que esa misma mañana, me llevo hasta aquel lugar para cumplir una de las tantas citas que tendré con mi destino; pero esta vez el regreso me conducirá por un nuevo camino.

18 de abril de 2009

Metamorfosis - Abril 18, 2009

Metamorfosis: (Del lat. metamorphōsis, y este del gr. μεταμόρφωσις, transformación).

Mi vida cambia en forma vertiginosa y me alejo de ti y de tu sombra. Me escucho correr y se arrastran mis cadenas, pesan los recuerdos, los buenos tiempos y también los malos pero aun así, no me arrepiento.

Cambia el clima, cambian los amaneceres, cambia mi sonrisa que en ocasiones se torna en una constante mueca. Cambian las ganas, cambian los días de la semana, cambiara mi rostro al verme reflejada en el espejo del mañana.

Me desvisto y desabotono las ideas preconcebidas, suelto los prejuicios, miedos, tabúes y recuerdos. Retrocedo en este mismo proceso, pero solo porque la piel que voy dejando en el camino aun me arrastra hacia el pasado, por más que intento mantener mi mente firme e ir anclando el corazón y el alma a los nuevos horizontes que frente a mí aguardan.

Reflexiono sobre mi vida y camino con la frente en alto, porque a pesar de los fracasos, me acuesto con la luna y las estrellas a mi lado, con Dios y sus bendiciones sobre mis regazos.

“Metamorfosis es la transformación de algo en otra cosa”

17 de abril de 2009

Abril 17, 2009



Cuando lo veo revolotean mariposas en mi vientre, se me corta la respiración y se detiene todo a mí alrededor. Lo amo y no lo puedo evitar, aunque él no sienta lo mismo por mi, yo lo he de querer hasta el cansancio, como se quieren las cosas imposibles de alcanzar.

Aunque no lo vea con mis ojos, lo presiento, lo intuyo y sé que en mis adentros su espíritu baila con el mió y permanece en él por siempre suspendido. Nadie lo ama como yo, nadie jamás podrá amarlo de esta manera, porque este amor no se parece a nada ni a nadie, solo a mí, solo a este delirio mió por él.

Yo lo amo, y solo entiendo la magnitud de mis sentimientos, de mi conexión con este ser maravilloso al que tengo el privilegio de amar. Lo amo y lo amaré por siempre en el misterio de mi soledad.

Definiciones - Abril 17, 2009



Envidia: Tristeza ó pesar del bien ajeno.
Hipocresía: Fingimiento de cualidades ó sentimientos contrarios a los que verdaderamente se tienen ó experimentan.
Control: Dominio, Mando, Preponderancia


¿Me aceptas por lo que realmente soy ó por lo que te puedo dar?
¿Me valoras superficialmente ó por mi contenido humano y mi esencia?
Más allá de mis virtudes, poseo miles de defectos.
Más allá de mi vulnerabilidad, puedo ser soberbia e intransigente.
Más allá de mi ternura, puedo ser cruda e indolente.
Pero cada día, opto por ser diferente, para vivir en paz conmigo y con el mundo. Amo aunque no me amen. Prefiero callar, para poder escuchar, prefiero pensar y perdonar.

¿Y tú, que prefieres?

13 de marzo de 2009

Carta Breve A Mis Hijos - Marzo 13, 2009

Espero a través de esta carta, poder expresarles de forma clara y concisa, este amor tan inmenso que siempre les profeso. Ustedes son parte vital de mi existencia, son imprescindibles en mi vida, por lo menos así lo considero yo. Quizás se pregunten ¿porque?, mi respuesta es simple. Ustedes, son una extensión de mi ser, de quien soy, pero muy diferentes a mi a la vez. Tienen su propia personalidad, su identidad con rasgos inconfundibles míos y de su padre. Si mi amor por ustedes es infinito, así también, es el de su padre por ustedes; no tengan nunca la menor duda.

Desde mucho antes que empezaran a crecer y formarse en mis entrañas, los había imaginado, sin querer que tuvieran ninguna característica física en específico, solo sentía mucho amor, la ilusión de darles vida de mi vida , verlos crecer y nacer de mí. Siendo honesta con los dos, creo que en el fondo buscaba cuidadosamente ser parte del milagro de la vida y lo logre, sí que lo logre…..eso son ustedes, mis hijos.

Cuando camino con el corazón marchito y el peso de las preocupaciones cotidianas, son ustedes dos, los ángeles que levantan mis alas y me sacan a flote. Logran que fuerzas ocultas en mí, hagan que me enfrente a la vida con esperanza y valentía. Quiero que sepan que este amor por ustedes es infinito.

A menudo pienso, ¿que les dejaré cuando me vaya, a emprender ese viaje eterno que me llevará al encuentro con mi creador? Entiendan lo siguiente, cuando reflexiono ante esta pregunta, no me refiero a las cosas materiales adquiridas aquí en el plano terrenal. Me refiero a las cosas más simples y hermosas que he conocido en mi vida y que quiero dejárselas a ustedes como un regalo. Lo sé, me los imagino a los dos, mirándose y diciéndose uno al otro, pero Mamá, ¿de que hablas? Sí, es la impaciencia típica de esta generación de ustedes. Donde todo es más simple, y a la vez complicado y donde el lenguaje deja de ser romántico para convertirse en cibernético y así pierde un poco la sensibilidad y el ensueño al que estoy acostumbrada. Pero bueno, eso también es parte de lo que amo de ustedes.

Cuando me refiero a dejarles algo, me refiero a cosas como, la bondad, la humildad, la fe en Dios. Estas cosas son esenciales para que vivan una vida colmada de bendiciones, y no, no hay formula secreta, ni combinación perfecta; lo importante es que sepan incluir todos estos ingredientes en el día a día de sus vidas. Sean pacientes, comprensivos, solidarios con su familia y el prójimo. Aprendan a apreciar el silencio, porque cuando guardan silencio aprenden a escuchar a los demás y a todo el universo a su alrededor. No den consejos que ustedes mismos no puedan aplicar en sus propias vidas, hay que ser responsables y no hablar a la ligera. Sean tiernos, cariñosos, firmes, de carácter y trabajadores; recuerden que el trabajo engrandece al ser humano y les da propósito.

Sean justos y auténticos en su forma de ser, de vivir, de sentir, no vivan sus vidas en función de los demás y mucho menos de lo que puedan poseer, no es necesario. Agradezcan a Dios al acostarse y al levantarse por todas y cada una de las personas que forman parte de su entorno. Agradezcan por la familia, los amigos, el trabajo, el aire que respiran, agradezcan siempre: Dios no los abandonará.

Quiero ser muy sincera, la vida no es fácil y mi amor de madre no los exime de tropiezos, caídas, metidas de pata, equivocaciones, dolores, frustraciones. No puedo vivir por ustedes, tendrán que caer y levantarse por si solos. Recogerán sus experiencias, aprenderán de ellas y esto les dará entereza. Eso si, cuando caigan, sepan levantarse con la cabeza en alto y la fe multiplicada; esta ha sido mi formula y créanme, no falla.

Ay amores, mis amores. Dios me da la dicha de mirarme reflejada a diario en sus ojos, y me siento colmada de bendiciones. Mi amor de madre es un universo liquido y transparente que se derrama por mis pupilas al darme cuenta que son ustedes los dos milagros más hermosos de toda mi vida.

Los Amo.......Mamá

29 de enero de 2009

Libre...Libre - Enero 29, 2009

Soy estruendosa, apasionada y tierna…
Pero aun así quiero mantener mi espíritu libre y lleno de buenos sentimientos hasta el final....
¿Me quedaré? ¿Emprenderé vuelo con mis alas rotas, hacia donde ellas me permitan llegar? o quizás me mostrare al mundo con la inocencia que aun guardo en mi.


Se escapó el pajarito….aunque deseaba volar, sus alas estaban rotas y no podía emprender su vuelo. Al acercarme note que habían sido mutiladas. ¿Quién pudo haber hecho algo así?, pensé. Lo tome entre mis manos, lo coloque en una toalla sobre mis regazos y acaricie su diminuto cuerpo; temblaba de frió y sus ojos apenas podían mirarme. Estaba en silencio y supongo se sentía solo, llevaría varios días en el rincón de mi ventana y ni siquiera me había dado cuenta que estaba allí; hasta hoy.

Curiosamente, esta mañana me dio por abrir las puertas y ventanas, para dejar entrar la luz natural a mi casa. De repente veo a este pequeño ser, acurrucadito contra el cristal de mi ventana indefenso y mal herido. Envuelto en la toalla, lo coloque en la mesa de la cocina. Fui a buscar agua, alcohol y vendas para curar sus heridas. A pesar de no tener experiencia curando animalitos, lo hice como si se hubiera tratado de un ser humano: con ternura y mucho cuidado para no lastimar sus ya profundas heridas.

Le di de comer con mi pinza de ceja, abrí su pico y lo alimenté día tras día, durante varias semanas esperando a que sanara. Al principio, no quería tomar, ni comer nada; pero a medida que fue sanando, su animo cambio y su apetito también. Este fin de semana, por primera vez, intuí que se sentía mejor; ya que lo escuche cantar por breves instantes durante el día. Me gusta su compañía, pero también sé que como toda ave al fin, en algún momento reclamará su libertad. Tanto así lo entiendo, que no tengo una jaula, a pesar de que no puede volar, tampoco quiero que se sienta prisionero de estas cuatro paredes en donde vivo. El como yo, merece ser libre….siempre libre.

El día en que reclamaría su libertad al fin llegó y no tuve el valor para convencerlo de que se quedara, en el fondo quería que permaneciera conmigo; me alegraba la vida. Sus alitas fueron creciendo, sus heridas sanando y encontré en su canto matutino el ritmo imparable de la vida. Podía pasar horas enteras mirándolo, mientras volvía a la vida paso a paso, sol a sol. La vida viene y va; pensé…..hoy es el día en que desde esta ventana volverás a la serenidad que te dará la libertad.

Desde la misma ventana donde una vez lo encontré mal herido; extendí mis brazos con él en el hueco de mis manos; y lo vi partir. Confieso que a diario espero por ese alguien, que como yo lo hice esa vez con ese pequeño ser, cure mis heridas con ternura y mucho cariño, para poder desde esa misma ventana, abrir mis alas, lanzarme al mundo y poder volar.

18 de enero de 2009

Silencio - Enero 18, 2009


Hoy no quiero hablar.....
No quiero dar explicaciones, a lo que no tiene explicación.
No me preguntes como me siento, porque puede ser que no sienta la sangre correr por mis venas, ni el cosquilleo en mis manos ó extremidades asociado con el fluir de ese liquido tan preciado que ayuda al músculo del corazón a mantenerme viva. Aunque tengo signos vitales y respiro, no me siento un ser humano normal. Hoy no quiero saber ni estar consiente de lo que soy y como estoy. No preguntes si estoy bien, mal, triste ó contenta.

Hoy no quiero ser la misma de siempre, con una respuesta amable, una mirada cálida, ó la sonrisa transparente. Tampoco quiero tener la vida perfecta que tienes tú, hoy no quiero pretender que tengo todo bajo control, ni que soy fuerte, ni que tengo ganas de embarcarme en una lucha que perdí hace algún tiempo.

Quiero dejarme estar en este letargo que sé, pronto llegará a su fin. Porque aunque no lo creas yo también estoy cansada de no querer hablar y mucho más de ser escuchada.
A veces grito desde lo más profundo de mi interior y nadie siquiera escucha, sin embargo cuando me silencio, una que otra persona logra percibir lo que realmente vive en mí.

No quiero hablar, quiero sentir, quiero multiplicarme como las estrellas en el firmamento y volverme una galaxia de posibilidades y fuerza. He aprendido que las palabras se las lleva el viento y que es mucho mejor enmudecer y escuchar.

No quiero dar consejos, quiero escucharlos porque suele suceder que damos consejos a los demás, que nosotros mismos no somos capaces aplicar a nuestras propias experiencias. Entonces, ¿para que darlos? Dar consejos conlleva cierta responsabilidad que debemos estar preparados a asumir.

Quiero saber que estas ahí para escuchar mi silencio, apoyarme y ayudarme, pero no me exijas cosas que yo misma no puedo exigirme, ó des lecciones de vida que aun no estoy preparada para recibir. "Ven a bailar conmigo y sabrás como bailo"; alguien dijo una vez. Y es muy cierto, porque solo yo se como me estoy sintiendo y tu desde afuera no tienes idea de los fantasmas que me atropellan por dentro.
No me preguntes como estoy, porque ni yo misma he de saberlo.

17 de enero de 2009

No Estabas - Enero 17, 2009



Abrí la puerta sin tocar y no estabas, entré, recogí lo que quedaba de mis cosas y como siempre te deje el apartamento impecable. Cada cosa en su sitio y el poema del día escrito en el espejo del baño con mi lápiz labial, para que lo leyeras cuando regresaras. Es esta la única manera de que sepas, que aun existo y que de una forma u otra estoy en tu vida; sin ser una interrupción inmediata en tu cotidianidad. Eso lo decidí hace mucho tiempo, tu por tu lado siendo feliz a tu modo y yo por el mío viviendo de mis recuerdos contigo y recordándote de vez en cuando lo mucho que te amo; aun sabiendo que a ti eso no te importa.

Te deje una nota sobre la mesa de la cocina: Esta todo bien, estaré en Lima un mes por asuntos de trabajo, te llamare cuando regrese. Ya de salida, y para no extrañarte, se me ocurrió regresar a tu habitación y como una loca maniática que soy tome en mis manos la franela que dejaste encima de la cama, aproximándola a mi rostro para sentir tu olor aun impregnado en ella. Victoria, eres una desquiciada mental, pensé, luego volví y me abrace a ella, como si fueras tú. Cerré la puerta y me marche.

De camino a casa, escuche sonar el teléfono celular, de repente pensé que podías ser tú, pero nunca llamas a no ser que necesites algo; lo ignoré. Estaba atrasada, tenía que pasar por la oficina a buscar unos documentos para el viaje, llegar a casa, empacar y encontrarme con Hernán en el aeropuerto a las siete de la noche.

De repente pensé que quizás había sido Hernán el que me llamó, al chequear mi celular tenía una llamada perdida de mi hermano Julián, para decirme que se marchaba a Lima también y que me llamaba cuando llegara para vernos. Divino, mi flaco adorado, mi hermanito querido. Es el único ser que me comprende y logra soportarme en esta vida mía tan compleja.

Sonó mi celular una vez más, esta vez sí era Hernán para recordarme de los contratos que tenía que traer conmigo, que no me olvidara del laptop, ni el USB con la presentación para el cliente. Le dije que no se preocupara, que yo tenía todo conmigo. Colgué y me baje del auto literalmente de un salto, tenia el tiempo justo y con lo que me demoro para bañarme y vestirme espero llegar a tiempo al aeropuerto y no perder el vuelo a Lima. Si eso sucede, sé que muero crucificada.

Entre en carreras a mi casa, solté todo sobre la mesa del comedor y me metí a la ducha, escuche mi celular una vez más, me dio flojera salir a contestarlo; decidí terminar de bañarme. Pensé que si era algo importante dejarían mensaje y si no escucharía el usual silencio al otro lado del auricular.

Abrí la llave de la ducha, el agua caliente comenzó a disipar poco a poco mis tensiones y a relajar mis sentidos. Se fue escurriendo por mi espalda y todo mi cuerpo mientras el espejo se empañaba al otro lado de la cortina. Pensé en Roberto, y en las veces en que se metía a la ducha conmigo mientras yo pretendía no saber que el se encontraba allí. De pronto sentía sus manos acariciar tiernamente mi espalda y su cuerpo acercándose al mío; mientras enjabonaba mis cabellos rizos y continuaba rumbo sur por el entorno de mi cuerpo; luego me abrazaba y solo Dios sabe las veces que quise morir de amor con él detrás de esas cortinas. Solo el humo que empañaba el espejo, fue testigo ocular de todo aquel derroche.

Volví a la realidad de un solo golpe, al escuchar mi bendito teléfono sonar, esta vez no fue el celular, sino el teléfono inalámbrico que reposaba sobre el piso del baño cerca de la ducha. Cuando intente contestar, no volvió a sonar; se disparo la contestadota y me quede escuchando. Hola Victoria, soy yo, Roberto. Te llamo para decirte que encontré tu nota en la cocina y el poema que me escribiste en el espejo del baño. Gracias. No se como haces para saber cuales son esos días en los que necesito saber que aun estas y que existes. Si ya sé, me imagino que cuando escuches este mensaje; si es que no estas sentada en la cama en estos momentos escuchándome, pensaras que te llamo solo cuando me haces falta y te necesito: Se que es cierto pero…bueno hablamos cuando regreses de Lima. Un beso, chao.

Mi Roberto, pensé y suspire; pero el suspiro fue breve incorporándome a la realidad en menos de lo que canta un gallo. Me rehúso a flaquear y a cometer la semejante atrocidad de llamarlo. Siempre caigo en la misma trampa, pero esta vez, no fue así. Entre la ansiedad de perder mi vuelo, mi orgullo y el estar harta de tanta pendejada, considero fue la combinación perfecta para no cometer el error garrafal de devolver su llamada. Me rehúso a estar en el radar de Roberto solo cuando él quiere. O sea, materializarme básicamente solo cuando el quiere verme; de ahí en más no existo. Quien quita que uno de estos días, me marche definitivamente de esta ciudad sin dejar ni un solo rastro de mi existencia, quizás solo entonces pueda escaparme de su fantasma.

Eran las seis de la tarde, ya estaba lista y empacada. Mientras que esperaba el taxi, me senté frente a mi computadora para revisar mis correos electrónicos y asegurarme de que estaba al día con mis pagos. Obviamente no quería regresar en un mes y encontrarme con la sorpresa de que me echaron del apartamento por no pagar la renta, y además, no tener luz, agua, ni teléfono.

Escucho el timbre de la puerta, me levanto rápidamente y voy hacia ella pensando que posiblemente era el taxista pero cuando me asomo y para mi asombro era Roberto. Y que rayos hace este aquí, me dije. Vacile en abrir la puerta. Diosito, ¿que hago?, el siguió insistiendo varias veces, al otro lado yo llenándome de valor e inventándome una excusa ridícula en mi mente para no abrirle la puerta. Al final, me llene de agallas y le abrí.

Al abrir la puerta, me preguntó el muy desfachatado, porque me había tardado tanto en abrir. Me dio tanto coraje su pregunta, que le dije toda la verdad. Que no quería abrirle la puerta para no verlo, que no quería saber nada de el y que estaba esperando por el taxi que me llevaría al aeropuerto y no quería perder mi tiempo.

Me miró desplegando su típica sonrisa sarcástica, la cual detesto. Le pregunte que necesitaba y me dijo que solo pasó a despedirse. Curiosamente, pensé que ya lo habías hecho a través del teléfono, así que no entiendo, le dije en mi tono seco y sarcástico. Volvió a sonreír, su sonrisa me mataba lentamente, pero él no tenia porque saberlo, yo digna en apariencia, realmente deseando solo un abrazo, quizás el ultimo que le daría en mucho tiempo. Me deseó suerte, un buen viaje, luego al acercarse me dio un beso en la frente y me estrecho entre sus brazos. Susurró en mi oído un te quiero; sentí desvanecer mi orgullo en un instante. Mi cuerpo flotaba en el aire, no pude sino reciprocar ese abrazo que me devolvió el oxigeno de un solo soplo por todo mi cuerpo físico y espiritual. Es la típica reacción de esta idiota que no aprende nunca. El encanto del momento fue resquebrajado por el taxista, que llego gritando ¡Taxi!, ¡Taxi! Mis pies lentamente se posaron sobre el suelo y volví a la realidad del momento. -Si señor, ya estoy lista, este es mi equipaje, gracias-

Roberto, tengo que irme, cuídate mucho y nos veremos en algún momento. ¿Me llamaras cuando llegues?; preguntó. No lo sé, le respondí. Una vez sentada en el taxi, apoyo su mano en la ventana, me miro con la ternura con la que suelen mirarme sus ojos y le dije adiós.

-Señor, vamos se me hace tarde-, le dije al taxista. -Si señorita-, me respondió mientras se puso en marcha y noté como se alejaba la silueta de Roberto por el lado izquierdo de la ventana del taxi. Curiosamente, sentí la misma tristeza que había sentido esa mañana al llegar a su apartamento y saber que no estaba.

7 de enero de 2009

Escritora Nocturna - Enero 7, 2009


Desde hace un tiempo, no sé lo que es dormir de noche; me he convertido en una escritora nocturna. Lo peor de todo, es que paso días seguidos sin dormir: No duermo de noche y trabajo durante el día. Me gusta escribir cuando esta todo en silencio, a pesar de que las ideas me invaden indiscriminadamente mientras se desarrollan en mi mente durante el transcurso del día. Es solo en la noche, cuando siento un fluir en forma de cosquilleo; que envía señales como en corto circuito a través de toda mi cabeza. Reconozco que es algo un poco loco, pero es la mejor manera de describir esa fantástica sensación. Justo en ese instante siento que mi musa llega y se posa sobre mi, cual mariposa cansada. Estoy convencida que mi intrépida musa es un ave nocturna, las voces del comité en mi cabeza se acallan una vez que ella llega y despliega su bostezo infinito.

Me siento en el sofá de piel negro, estratégicamente localizado en el centro de la habitación que habilite para escribir, en esas eternas madrugadas en las que voy creando mi mundo de fantasías y relatos nocturnos.: Mi rincón virtual. Es este, el espacio que me da la libertad para ser no solo quien soy, pero quien quiero llegar a ser realmente; sin mascaras que protejan mi vulnerabilidad. Es una forma más de decir que me siento independiente, puedo ser, estar, crear sin ser censurada ni juzgada; lo cual es vital cuando se pretende ser libre de pensamiento y palabra.

Cada idea que no existía ayer, va tomando vida hoy, para convertirse en una fábula que será creada mañana. Empezará en mi mente, llegará a través de mi musa y una vez sentada en mi rincón virtual , dará inicio el proceso creativo. Crear me acerca cada día más a Dios, porque solo cuando concibes los pensamientos con la sensibilidad del alma, logras entender el proceso maravilloso de la creación. Así fue que Dios creo todo lo que existe, con amor, sensibilidad, pasión y entrega. Nada puede existir, sin esta poderosa receta.

Las conversaciones en mi cabeza estimulan la imaginación de la escritora nocturna y aunque sus historietas se mantengan confinadas a un correo electrónico ó a su Blog cibernético; al cual pocas personas tienen acceso, es la forma más digna de ser consecuente con sus sueños de escribir y contar una historia inédita cada noche.
Solo me queda decirles buenas noches a los que duermen, mientras yo escribo.....